jueves, 1 de julio de 2010

¿Dormir en el Ártico?

El biólogo  Efe Karl-Arne Stokkan, profesor de la universidad noruega de Troms y coautor de un estudio publicado en la revista Current Biology, aseguró que los animales desarrollan un reloj que encaja con su medio ambiente y su forma de vida.
Dijo además que especies como los renos, habitantes del Ártico, adoptan un mecanismo de defensa que se ajusta a las condiciones ambientales que le rodean.

Así es que esta variedad, como muchas otras que habitan en esa zona del Planeta, olvidan su ritmo biológico normal para ajustarse a largos períodos de nocturnidad o de luz. Pues es sabido que este lugar gran parte del año sólo ven el sol o sólo ven la luna.

El también profesor de la Universidad de Manchester, Andrew Loudon, explicó que en investigaciones realizadas los ciclos día-noche (con una duración de 24 horas cada uno) marcan los ritmos de las hormonas, que son oscilaciones de las variables biológicas generadas en la mayoría de organismos en intervalos regulares de tiempo.

Por ello ha quedado comprobado que los organismos normalmente utilizan pueden controlar su fisiología y el comportamiento a lo largo de las 24 horas; lo cual no quiere decir que estas especies los modifiquen acordes a sus condiciones de vida.

 Los investigadores concluyeron también que tales relojes diarios podrían ser un estorbo en contextos donde no es fiable el ciclo de luz y oscuridad durante gran parte del año. Ejemplo de llos, dijeron es que la secreción de melatonina, la hormona que regula los períodos de sueño y vigilia según el ciclo circadiano de 24 horas, no aparece en renos que habitan en el  Ártico.

Estos animales, dijeron,  tienen  los niveles de hormonas que suben o bajan en respuesta directa a la luz y la oscuridad. Aunque para ellos el hallazgo fue al principio una sorpresa, ahora sospechan que otros animales del Ártico podrían comportarse de manera similar.

Cabe para estos estudiosos preguntarse entonces ¿tales cambios no ocurrirán en un ser humano individual? Sin respuesta concreta aún, los investigadores reconocen que eso no significaría que el reloj biológico humano no se vea afectado por las condiciones extremas de luz en altas latitudes”.

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