No es que sea un día más importante que los demás. Es sumamente especial; es cierto, sobre todo si cada uno de los hombres del Planeta toman muy en serio la razón de ser de esta fecha.
Hoy más que nunca necesitamos de la paz. Tan convulso y alocado está el mundo que unos instantes de reflexión y cambio de decisiones son los que pueden salvar la humanidad.
Las guerras, el medioambiente, la desigualdad, el hambre, la injusticia, la avaricia, el desmedido afán de poder; algunas de las razones que están a punto de llevar a nuestra especie a la bancarrota.
Homenaje en este día a quienes verdaderamente se merecen los otorgados títulos de Premios Nobel de la Paz. Digo a quien realmente se lo merecen porque, es muy cuestionable algún que otro nombre que aparece en tan importante lista.
Sin rodeos, quien de verdad lo sienta, tenga o no el reconocimiento de la humanidad, este es el momento de decir “Basta”. ¿A qué? A todo lo que cada día atenta con más consecuencias, con que se sostenga el mundo.
La paz: espiritual, material, social, humana; cualquiera, cualquiera de ellas es oportuna en esta ocasión.
Miles de hombres y mujeres de todo el mundo están hoy conectados con un mismo afán, influir en aquellos que todavía no creen que este es el camino correcto. No me canso de recordar que los bienes y poderes del más acá, no sirven de nada en el más allá. ¿Para qué entonces, afanarse en destruir lo que tenemos?
Paz, libertad, amor, hermandad, humildad, beneplácito, igualdad…… Todo eso y más. Que este 21 de septiembre, Día Internacional de la Paz, sea el instante en que los relojes se detengan y hagan olvidar todo lo que ha minimizado y deteriorado la raza humana hasta ahora.
¡Luchemos juntos por un mundo mejor: No cabe dudas de que es posible!
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