lunes, 30 de agosto de 2010

Todavía estamos a tiempo

Para quienes no quieren ver la realidad no hay nada preocupante o alarmante. Es como el viejo refrán que versa de que “No hay peor ciego que el que no quiere ver”.
Pero hay muchos, millones de hombres en el mundo que sí les preocupa el futuro de la humanidad, el futuro de nuestro planeta, el futuro de la especie humana. Hombres como Fidel tratan por todos los medios de prevenir la que sería la mayor catástrofe de la Tierra.

Quienes se engañan creyendo que viven en el otro extremo de la bola terráquea, se engañan. ¿Acaso no creen que sufrirán los efectos de una guerra nuclear? Esos son los ciegos que no quieren ver.

Peor aún aquellos que no se han puesto a pensar en las consecuencias de drásticas determinaciones y no piensan en el qué vendrá después.

Alertar, persuadir, prevenir, convencer hasta la saciedad; esa es la tarea de quienes sí nos preocupa el destino de este planeta del sistema solar.

Es cierto que hay a quienes no se les destrozará su entorno, incluso quienes ninguno de sus familiares están en los escenarios que peligran; pero y después? ¿Cómo quedará la economía, cómo quedará el medioambiente, cómo quedará el aire que tenemos que respirar?

Segura estoy que no se han puesto a pensar con seriedad. No es problema de orgullo o ambición; es un problema de los hombres, es un problema de la especie más desarrolla que habita la Tierra. Por eso, es un problema de todos.

Aunamos las fuerzas, aunamos las ideas, los intereses, los objetivos. No importa el credo, el sexo, el lugar donde vivamos… ahora lo que importa es salvar la humanidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario