Mientras los ojos estén ciegos y los oídos se mantengan sordos ante los reclamos de la naturaleza, continuará rebelándose por los daños y consecuencias que la hacen sufrir.
Otra vez ha demostrado que no soporta más los maltratos y humillaciones que le hacen los hombres. Pero desdichadamente en esta ocasión también se sublevó en uno de los países pobres del Planeta: Afganistán, pueblo que sufrió ahora los embates de la madre natura.
Más de 70 personas perecieron y otros mil resultaron heridos durante la avalancha y las fuertes nevadas ocurridas en el paso de Salang, al Norte de esa nación, según notas del sitio oficial del centro de información de China.
Otros medios extranjeros refieren que días de fuertes lluvias provocaron avalanchas que llegaron a bloquear el túnel de construcción soviética de 2,6 kilómetros del largo, una obra de ingeniería histórica que conecta Kabul con el norte de Afganistán, uniendo el subcontiente indio con Asia Central.
Fueron los pasajeros atrapados en ese túnel, principal ruta a través de las montañas Kush, quienes dijeron por teléfono que estaban congelándose, que se sofocaban por los gases de los autos y que habían visto coches llenos de personas muertes después de quedar bloqueados durante la noche. Así lo dio a conocer la agencia EFE.
Y seguro que este no será el último aviso, la falta de apoyo de las naciones del primer mundo en la reciente reunión de Copenhague, las incongruencias en las determinaciones inmediatas para proteger la naturaleza, están entre las principales causas de estas irregularidades climáticas.
Esta es otra consecuencia que no cesará, del reclamo del ecosistema que quiere subsistir; porque la emisión de gases de efecto invernadero, de dióxido de carbono no puede permanecer por 10 ó 20 años como piensan muchas potencias desarrolladas.
Acciones hay más que suficientes para empezar ya, la preservación de las variedades arbóreas evitando la tala discriminada, la sustitución de producciones y mecanismos industrializados que dañan la capa de ozono, reciclar todo lo que sea posible, y reducir los residuos, no son metas tan difíciles de alcanzar.
Mientras tanto ella- la naturaleza- seguirá aclamando a gritos que cesen los maltratos y las humillaciones.
Otra vez ha demostrado que no soporta más los maltratos y humillaciones que le hacen los hombres. Pero desdichadamente en esta ocasión también se sublevó en uno de los países pobres del Planeta: Afganistán, pueblo que sufrió ahora los embates de la madre natura.
Más de 70 personas perecieron y otros mil resultaron heridos durante la avalancha y las fuertes nevadas ocurridas en el paso de Salang, al Norte de esa nación, según notas del sitio oficial del centro de información de China.
Otros medios extranjeros refieren que días de fuertes lluvias provocaron avalanchas que llegaron a bloquear el túnel de construcción soviética de 2,6 kilómetros del largo, una obra de ingeniería histórica que conecta Kabul con el norte de Afganistán, uniendo el subcontiente indio con Asia Central.
Fueron los pasajeros atrapados en ese túnel, principal ruta a través de las montañas Kush, quienes dijeron por teléfono que estaban congelándose, que se sofocaban por los gases de los autos y que habían visto coches llenos de personas muertes después de quedar bloqueados durante la noche. Así lo dio a conocer la agencia EFE.
Y seguro que este no será el último aviso, la falta de apoyo de las naciones del primer mundo en la reciente reunión de Copenhague, las incongruencias en las determinaciones inmediatas para proteger la naturaleza, están entre las principales causas de estas irregularidades climáticas.
Esta es otra consecuencia que no cesará, del reclamo del ecosistema que quiere subsistir; porque la emisión de gases de efecto invernadero, de dióxido de carbono no puede permanecer por 10 ó 20 años como piensan muchas potencias desarrolladas.
Acciones hay más que suficientes para empezar ya, la preservación de las variedades arbóreas evitando la tala discriminada, la sustitución de producciones y mecanismos industrializados que dañan la capa de ozono, reciclar todo lo que sea posible, y reducir los residuos, no son metas tan difíciles de alcanzar.
Mientras tanto ella- la naturaleza- seguirá aclamando a gritos que cesen los maltratos y las humillaciones.
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