Lo que bien pudo en otro tiempo ser una fecha de celebración en muchas naciones del mundo, amén de la escases de agua potable que siempre ha existido en algunas regiones, los intensos fríos que se han sucedido en diversas partes del orbe, o las temporadas ciclónicas en al océano Atlántico, que han tenido etapas muy activas; llega hoy envuelta en una serie de sucesos que afectan no solo al hombre, sino al medio donde este se desarrolla.
¡Qué ironía! Pensar que estamos celebrando el Día Mundial de la Biodiversidad cuando precisamente hay tantas especies de la zona del golfo de México que hoy están a punto de desaparecer! Y para mayores males, algunas son endémicas de la región, el daño que reciban hoy puede exterminarlas del Planeta.
¿Quién puede dudar de que esta pobrecita ave no quería tener su plumaje lleno de petróleo? ¿Y los delfines? Seguro que hoy transitan, mañana quizás también, pero cuando sus cuerpos no resistan más toxicidad, no pasarán más por esta zona.
Hoy inventan barreras de contención, campanas de alto pesaje para evitar el escape del crudo, incendios “controlados” para minimizar el vertimiento en las profundidades marinas; pero nada es suficiente. Aquí también se cumple la bien pensada frase de que “Es mejor precaver que tener que lamentar”
Ahora estamos lamentando, y como versa otro refrán la mejor medicina no es la que cura sino la que precave. Ya aquí es demasiado tarde, pero todavía estamos a tiempo. A tiempo de salvar nuestro Planeta que ya no soporta más, y dentro de él, por supuesto, a las innumerables especies que subsisten a pesar de las cambios bruscos y constantes.
Estamos próximos a celebrar el Día Mundial del Medio Ambiente. Cada uno de nosotros puede detenerse unos minutos para responderse qué puede hacer por salvar la Tierra y salvar al propio hombre.
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