jueves, 26 de agosto de 2010

Salvar al mundo para salvar la humanidad

Hay tantas cosas en qué pensar, que nada tienen que ver con la guerra ni con la producción de armamentos nucleares. Sin embargo, todavía hay muchos que dedican sus conocimientos, empeños  y perspectivas en ver cómo alcanzar la cúspide, sin importarles las consecuencias que para otras personas puedan tener sus decisiones.

Nada más cierto entonces que la propia raza humana, la única con raciocinio en el Planeta, será la misma que destruirá la existencia de su especie. Amenazada en desaparecer sino cambian las intensiones y caprichos de unos pocos.

Alertar, persuadir, discernir, están entre los objetivos de muchos que en el mundo  vemos en peligro la pérdida de nuestro entorno.

Noticias como la extinción de  las pocas especies animales salvajes en ciudades rusas (como las serpientes o los murciélagos), provocada por la ola de sofocante calor que ha azotado este verano a buena parte de Rusia;  o las inundaciones que tienen lugar en Pakistán, consideradas entre las peores en la historia de ese país, donde más de 1 500 personas fallecieron y otros 17 millones de habitantes se ven afectados, son hechos más que convincentes para reflexionar.

El descubrimiento de miles de peces muertos en la desembocadura del río Mississippi, al sur del estado norteamericano de Luisiana; ¿y por qué no?  La alerta por la intensa ola de calor, que procedente de África castiga a varias ciudades españolas; también son realidades como para preocupar.

Nuestra especie no está preparada para afrontar  temperaturas muy superiores a las que hemos tenido hasta el momento, sin embargo, los termómetros de la península Ibérica (según informa la Agencia Estatal de Meteorología) podrían alcanzar los 41 grados centígrados en algunos puntos de la sureña Andalucía.

¡Qué equivocados están quienes solo piensan en el beneficio económico, o la tenencia desmedida de bienes materiales! ¿Acaso no se sienten tan humanos y tan iguales que todas esas personas que están sufriendo las consecuencias de los cambios climáticos?

Creo que no, porque de ser así utilizarían el tiempo, el conocimiento y la vida, en función de salvar a los demás. Cada minuto que se pierda puede ser decisivo para defender nuestra casa grande y nuestra especie.
Que no se inviertan más energías y recursos en acciones o ideas que solo nos llevarán a la destrucción. Muy convincente ha estado nuestro Comandante en Jefe Fidel Castro, abordando las consecuencias de una guerra nuclear. Esta guerra no debe ni puede ser un secreto para nadie. De ocurrir toda la especie humana se vería perjudicada: por solo decirle un adjetivo, que bien por debajo se queda de las realidades que sobrevendrían a los hombres.

Desde hace mucho tiempo la naturaleza clama y pide a gritos que la escuchen. E desatar una guerra sería el puntillazo final; entonces después no habría mucho por hacer.

Estamos a tiempo aún, aunemos esfuerzos. Muchas voces emitidas desde todos los rincones pueden salvar al mundo, y con él, salvar la humanidad.

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