Aunque las intenciones son buenas, no lo neguemos, es una ironía que todavía, en el siglo XXI celebremos los hombres de este Planeta el Día Internacional de la Alimentación, cuando tantos miles y miles de hombres no tienen ni un mendrugo de pan que llevarse a la boca.
Hablo del pan, como el alimento más consumido en el mundo, como el tradicional y elemental alimento que no debe faltar al hombre.
Digo del hombre por mencionar la especie más avanzada de nuestro sistema, pero tengamos presente que ningún ser vivo, ninguno, puede sobrevivir sin recibir alimentos.
¿Cómo podemos hablar entonces de Día Mundial de la Alimentación? Es cierto que el propósito es válido: despertar en el público la conciencia del problema que afecta al mundo en relación con la alimentación y fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la malnutrición y la pobreza. Pero ¿Se ha cumplido?
Desde 1979 la intención ha sido válida; pero el resultado en la concreta, dista muchísimo de cuánto se hubiera podido lograr. ¿Y ahora? ¿Cuánto más se podría avanzar? Creo que nada. O no voy a ser tan absolutista, casi nada.
En un mundo donde los empeños está dirigidos a posesionarse de los bienes que le corresponden a otras naciones; en un mundo donde los intereses se dirigen a la guerra y la destrucción. Bien difícil sería lograr algo tan puro y humanitario como la erradicación del hambre.
No hay peor ciego que el que no quiere ver, imágenes captadas por foto reporteros del mundo muestran cuánto se sufre y se padece en cientos de naciones; pero qué sencillo es virar la espalda o taparse los ojos. Es más fácil que desbolsillar algún puñado de papel, que para muchos es nada, mientras para otros lo es todo.
Dicen que solo no se gana una guerra, pero creo que granito a granito se construye un castillo. Este es el caso: convencer, repetir hasta el cansancio lo que no se quiere saber; esa es la forma de despertar la conciencia dormida, o la falta de conciencia.
Alrededor de 1.000 millones de personas sufren de hambre crónica en el mundo, equivalente al 16% de la población, según ha informado la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
¿Usted no está entre esos, verdad? ¿Qué hace entonces para ayudar a todas esas personas que necesitan de nosotros? Piense, piense, siempre hay algún granito que se puede colocar en la pared del castillo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario