Esta soy yo, hace cinco años |
Leyendo ayer la información del presidente venezolano Hugo Chávez, publicada por el sitio Cubadebate, acerca de su recuperación y el tratamiento a que está y será sometido para combatir la fastidiosa enfermedad que es el cáncer, comprobé que no solo a mí me había sucedido.
Es cierto que aprendemos a ver la vida de diferente forma, con distinto color y sobre todo con una óptica muy distante a la anterior.
Nos damos cuenta de que no somos imprescindibles, que solo somos personas y necesitamos cada uno de nuestro propio espacio, que tenemos que detenernos a ver las cosas lindas de la vida, que hasta ese momento creíamos que no teníamos tiempo.
Es en ese instante cuando verdaderamente nos percatamos de que el tiempo se nos puede acabar, en cuántas cosas dejamos de hacer, posponiéndolas por otras que creíamos más importantes. En cuántas personas dejaremos de ver, en lo que dejamos de decir aunque lo pensamos.
Pero bueno, esa misma fe, esa misma esperanza que mantiene Chávez la conservé yo. Ya hace cinco años y aquí estoy. Con unas 40 libras de más, pero con mis capacidades intelectuales plenas, como es frecuente en una mujer de 40 y tantos años.
Después del renacimiento, porque así podemos llamar a la segunda oportunidad que la vida nos da, pude darme cuenta de cuántas cosas podía hacer que les pasaba por el lado y no las veía.
Y aquí estoy. Tratando de dejar para el futuro lo bueno que aprendí de la vida y sobre todo negando a cada paso ese viejo refrán que aseguran muchos “segundas partes nunca fueron buenas”. ¿Qué tú piensas, amigo? Al menos yo, en ese proverbio ya no creo.
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