Ahora es cuando es, así versa la letra de una canción cubana. Pero muy bien que se aviene con la situación atmosférica y medioambiental que hoy preocupa a todos los países del área del Caribe.
Ya no es solo el derrame de petróleo, que hace más de dos meses viene golpeando de una u otra manera a millones de habitantes de la zona del Golfo de México y el Sur de los Estados Unidos; a esto se une la temporada ciclónica de la región- que valga añadir, bien temprano comenzó.
Según los pronósticos la onda tropical puede convertirse dentro de pocos días en un ciclón. ¿Qué sucederá cuando este fenómeno cruce al Norte de Cuba y se interne en las aguas del Golfo?
Los millones de barriles de petróleo que aún se vierten en esta área, se unirán a los efectos del sistema que se avecina… ¿y después?
Veremos a ver qué curre. Lo que sí está claro para todos es que los daños aumentarán, que las especies marinas sufrirán mucho más, que los oriundos de toda esa zona carecerán, de muchas satisfacciones necesarias, junto a otras que se unirán por los efectos del ciclón.
¿Acaso esta no es otra prueba de que la naturaleza está pidiendo a gritos que la atiendan? Cada año la temporada ciclónica comienza más temprano. Es cierto que estamos en esta etapa desde el primero de junio, pero casi siempre, al menos en esta área, hasta el mes de julio o de agosto no se sentían las amenazas de esos fenómenos climatológicos.
De que empezó temprano, empezó. Y de que los efectos serán mucho mayores, no hay casi dudas.
Si seguimos así, descuidando, desatendiendo, obviando, o sencillamente haciéndonos pasar por ciegos ante todos estos efectos, en mucho menos tiempo del previsto las consecuencias serán mayores.
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