lunes, 4 de abril de 2011

Un medio siglo muy joven

De niña no tuve la dicha de acudir a ninguno; sin embargo la suerte me premió con la posibilidad de insertar a mi hija en una de estas instituciones.

Como todo en la vida, adeptos y detractores argumentan, debaten, discuten sobre los pro y los contra de la ida de los niños a los círculos infantiles.
No puedo negar mi completo apoyo a esa educación inicial en una institución cubana. A esa misma que este 10 de abril arribará a sus 50 años de fundada. Tal vez la experiencia acumulada en este medio siglo, el apego de quienes pasaron por ella y después retornaron para recibir a los nuevos pequeños, ahora como educadoras… Quizás esas sean algunas de las causas de durabilidad juvenil.

A este centro le debo la formación de mi niña; le debo también el cariño de quienes la cuidaron y protegieron durante seis años para que yo pudiera profesionalmente continuar.

Casi 20 años han pasado de esos días, sin embargo, todavía mi hija va al círculo infantil Saltarines del 2000 para ver a sus “seños”; y en más de una ocasión se ha quedado a cantarles a los pequeños, cuidarlos, jugar con ellos…. Es indudable que su alma prendió allí, y ahí está encendida…. ¡No debe ser por gusto, verdad’

Ahora me viene a la mente un fragmento de un son cubano, popularizado por la orquesta  Original de Manzanillo: “… todos tenemos un poquito, un poquitico de muchachos…”

Creo que solo lo he recordado porque esta es otra forma de asegurar, sin temor a  equivocarme, que estos son los 50 años más jóvenes que he conocido.

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