domingo, 20 de noviembre de 2011

Contrapunteo

El viejo refrán de que "nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde", como casi todos es aplicable a muchas facetas de la vida. El hombre, a mi juicio, como ser racional siempre piensa en las mejoras y cada vez que damos un paso de avance o satisfacemos alguna necesidad aparecen otras nuevas que resultan, en la mayoría de los casos más complejas y caras que las anteriores.

¿Qué le falta, según creo, a estos análisis, hechos en reiteradas ocasiones a la ligera? Poner la balanza, o lo que es lo nismo, ver los pro y los contra.

Estamos en un momento en que los intereses mteriales han rebasado los límites del resto. Mi generación, y sepa que ya sobrepaso los 40, fuimos tan felices en la adolescencia y la juventud. Es cierto que la ropa no abundaba, que incluso, muchos tuvieron que acudir a los repetidos KIKOS, (¿recuerdan los KIKOS?) hasta para salir; sin embargo, había una candidez, un desprendimiento, un desinterés por todo. !Con qué orgullo íbamos un año tras otro a la playa con el mismo bikini o la misma trusa!¿Y ahora? He escuchado frases como no tengro trusa para bañarme en la playa, o no voy a tal parte porque no tengo ropa...!Señor! !Qué poco necesitábamos para salir y disfrutar, y divertirnos! Y no lo hacíamos menos que los de hoy, no !qué va! era increíble.

Hece unos días una colega me comentó quedar perpleja ante la opinión de una madre que decía a las jovencitas, compañeras de escuela de su hija que había tenido que comprarle a la muchacha un par de chancletas marca""""tal"""" para que pudiera balarse en la escuela, que le habían costado tanto, junto con la espectacular mochila- "mírenla aquí", que me costó otro tanto.

Eso me luce más una exhibición de modas que una necesidad resuelta.¿Qué pretende demostrar, las posibilidades económicas de la niña? ¿No es mucho más sano, estimulante, reconfortante, no sé ni cuántas palabras usar, que el comentario de "mi niña obutvo 100 en la prueba de ingreso, o alcanzó máxima calificación en las pruebas finales?

Para muchos padres- que conste que casi todos son de mi generación o cercanos a ella- esto ha pasado a un segundo plano. ¿Será porque hay que recordarles el viejo refrán?Mientras los maestros estén ahí, mientras la entrada a la escuela esté segura, mientras los libros indispensables estén a disposición, entonces creo se ocupan de estos otros temas, que considero equivocados, pensando que son los que faltan por cubrir.

¿Acaso no es más fácil, si es que económicamente puede, comprarle esas chancletas caras para pasear, ir a la playa, o sencillamente estar en la casa, y unas mucho más baratas para la escuela? ¿Qué pretende, demostrar a sus compañeros, muchos de los cuales no pueden adquirirlas, que su hija sí las tiene?

Momentos de reflexión se imponen. Sobre todo si usted está entre mi grupo generacional. Solo recuerde, si es matancero, las sanas noches de sábado en La Pista Móvil de Tiempo A; y si no lo es, las inolvidables noches de carnavales, o los encuentros vespertinos, que como los chicos de mi barrio, teníamos en el parque para jugar voleibol entre los dos equipos multisexos, o cuando las hembras íbamos a apoyar con gritos y aplausos a nuestros varones en el encuentro de pelota; los campismos, las idas a varadero con un pomo de agua y dos panes con croquetas en la mochila... !Qué decir! ¿por qué muchos de mi generación que tanto
disfrutaron a su manera, insisten en fomentar en sus hijos, con el aquello de que "tengan lo que yo no tuve", cánones de consumismo...!Después están los que insisten en echarle la culpa a las nuevas generaciones!... Piense un poco porque lejos de lograr su propósito lo está formando con una insatisfacción y un prejuicio que no los dej disfrutar la etapa que tanto nosotros recordamos con sonrisas de maldad... porque el que no lo haya disfrutado que lo niegue ahora.

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